Hace un año de la nevada en Catalunya en la que la nieve llegó al nivel del mar. Una parte de los que la vivimos, la vivimos como algo excepcional sumidos en medio de un caos que desde mi punto de vista y con todas las alertas en marcha, fue puntual e inevitable. No tiene mucho sentido preparar un plan para algo que sucede un día cada 50 años.
Esta es una foto de aquel día en la playa de Badalona.
Para otros fue el inicio de un calvario por la falta de consumo eléctrico, por la búsqueda de generadores, por la incomunicación por árboles caídos, etcétera.
Podemos criticar las infraestructuras, culpar a Endesa, al Govern o a quien queramos, utilizar la nevada como arma política y pedir indemnizaciones millonarias, pero probablemente si volviera a suceder, volvería a pasar lo mismo.
Mi opinión es que cada vez nos volvemos más dependientes y perdemos más tiempo en buscar culpables que en buscar soluciones, cuando deberíamos estar pensando en cómo nos podemos preparar por si esto volviera a pasar para no pasar frío y podernos alimentar.
Aunque a algunos no les guste, la meteorología no se puede dominar.
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